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3 - ¡Maldito el día en que nací!
Introducción1 - Sin título2 - EMPIEZAN LOS POEMAS DE JOB 3 - ¡Maldito el día en que nací! 4 - Ningún hombre es bueno ante Dios 5 - Sin título6 - ¿Qué es el hombre para que te fijes en él? 7 - Sin título8 - ¿Acaso Dios tuerce el derecho? 9 - Yo no puedo discutirle. Sin embargo... 10 - Como un león me persigue 11 - Discurso de Sofar 12 - ¿Acaso quieren defender a Dios con mentiras? 13 - Sin título14 - El hombre tiene corta vida 15 - Otro discurso de Elifaz 16 - ¿Dónde está mi esperanza? 17 - Sin título18 - Sin título19 - En mi propia carne veré a Dios 20 - Sofar: el malo perecerá 21 - Job: los malos lo pasan bien 22 - Elifaz: seguramente te aprovechabas de tus hermanos 23 - Sin título24 - ¿Por qué Dios no se entera? 24 - Sin título25 - Sin título26 - Sin título27 - Sin título28 - Los mineros alaban la sabiduría de Dios 30 - Sin título31 - ¿Acaso comí solo mi pedazo de pan? 32 - SEGUNDA PARTE: INTERVIENE ELIHÚ 33 - ¿Has escuchado las advertencias de Dios? 34 - Sin título35 - Es porque no invocaron a Dios 36 - Dios prueba al hombre para corregirlo 37 - Sin título38 - Yavé responde a Job 39 - Sin título40 - Sigue el discurso de Yavé 41 - Sin título42 - Conclusión del poema de Job
Versículo
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¡Maldito el día en que nací!

1 Después de esto, Job tomó la palabra para maldecir el día de su nacimiento, 2 diciendo:

3 «¡Maldito el día en que nací

y la noche que dijo: Ha sido concebido un hombre!

4 Conviértase ese día en tinieblas,

y Yavé allá arriba lo ignore para siempre;

que ningún rayo de luz resplandezca sobre él.

5 Lo cubran tinieblas y sombras,

se extienda sobre él la oscuridad,

y haya ese día un eclipse total.

6 Que esa noche siga siempre en su oscuridad.

Que no se añada a las otras del año,

ni figure en la cuenta del mes.

7 Que sea triste aquella noche,

impenetrable a los gritos de alegría.

8 Que la maldigan los que odian la luz del día,

y que son capaces de llamar al Diablo.

9 Que no se vean las estrellas de su aurora;

que espere en vano la luz,

y no vea el despertar de la mañana,

10 pues no me cerró la puerta del vientre de mi madre

para así ahorrarme a la salida la miseria.

11 ¿Por qué no morí en el seno

y no nací ya muerto?

12 ¿Por qué hubo dos rodillas para acogerme

y dos pechos para darme de mamar?

13 ¿O por qué no fui como un aborto que se esconde,

como los pequeños que nunca vieron la luz?

14 Pues ahora estaría acostado tranquilamente

y dormiría mi sueño para descansar,

15 con los reyes y con los ministros del país

que se mandan hacer solitarios mausoleos,

16 o con los príncipes que amontonan el oro

y repletan de plata sus casas.

17 Allí cesan de moverse los malvados

y descansan los que se encuentran agotados.

18 Los prisioneros son excarcelados

y ya no se oyen los gritos del vigilante.

19 Allí no se distingue el pequeño del grande,

y el esclavo se ve libre de su amo.

20 ¿Para qué dar la luz a un desdichado,

la vida a los que tendrán una vida amarga?

21 Desean la muerte que no llega

y la buscan más ávidamente que un tesoro;

22 saltan de júbilo ante el sepulcro

y se alegran cuando llegan a la tumba.

23 ¿Para qué dar la vida si el hombre ya no encuentra su camino,

ya que Dios le ha cerrado todas las salidas?

24 Son los suspiros mi alimento,

y se derraman como el agua mis lamentos;

25 si temía algo, eso me ocurre,

lo que me atemoriza me ha venido encima.

26 No hay para mí tranquilidad ni calma,

mis tormentos no me dejan descansar.»

  • Jeremías 20,14
  • Jeremías 15,10
  • Job 40,25
  • Salmos 74,14
  • Qohelet 6,3
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