1 Llama, pues, si quieres; ¿quién te responderá?
¿A cuál de los santos te dirigirás?
2 ¿Rebelarte? Así perece el insensato.
¿Enojarte? De eso mueren los tontos.
3 Yo he visto al insensato echar raíces,
de pronto se derribó su casa:
«¡Que a sus hijos nadie los socorra!
4 No encontraban sus hijos quién los ayudara
o defendiera de los ataques en un corte.
5 Hambrientos les robaban sus cosechas,
llevándolas a sus escondites.»
Se les arrebatarán sus bienes
y los sedientos tomaban sus bienes.
6 No, el desorden no nace de la tierra,
ni desde el suelo brota la desgracia.
7 El hombre engendra su propio castigo,
así como en las nubes hace estallar el águila el rayo.
8 Yo, en tu lugar, a Dios recurriría
y a él expondría mi causa.
9 A él, que hace cosas grandes e insondables,
maravillas innumerables.
10 A él, que derrama la lluvia sobre la tierra
y envía las aguas a los campos.
11 Ensalza a los humildes
y alivia a los afligidos,
12 desbarata los planes de los astutos,
y aunque quieran no pueden reponerse.
13 Atrapa a los sabios en su astucia,
y las decisiones de los sagaces no aciertan.
14 En pleno día los asaltan tinieblas,
y van a tientas como si fuera de noche.
15 Así salva Dios al arruinado cuando lo persiguen
y libra al pobre de las manos del poderoso.
16 Así el débil renace a la esperanza,
y la injusticia tiene que callar.
17 ¡Dichoso el hombre a quien Dios corrige!
No desprecies, pues, la lección del Omnipotente,
18 pues él es el que hiere y el que venda la herida,
él lastima y después cura sus manos.
19 Seis veces te librará de la angustia,
y a la séptima el mal no te alcanzará.
20 Durante el hambre, te salvará de la muerte;
y en la guerra, del golpe de la espada.
21 Estarás protegido de la lengua malvada,
sin miedo a que llegue el salteador.
22 Te reirás de la sequía y del hambre,
y no temerás a los animales feroces.
23 No más piedras en tus campos: la tierra te servirá,
y las bestias salvajes no te atacarán.
24 Sabrás que en tu tienda todo prospera,
al visitar tus tierras no verás allí perjuicios.
25 Verás multiplicarse tu descendencia,
y tus renuevos como la hierba de la tierra.
26 Llegarás a la tumba cargado de años
como se recogen a su tiempo las gavillas.
27 Todo esto lo hemos comprobado y así es.
Lo hemos visto, comprúebalo tú también.