SOBICAIN

Centro Bíblico San Pablo

SOBICAIN / Centro Bíblico San Pablo

Geografía

Llanura costera

Durante mucho tiempo y en especial durante los tiempos bíblicos, una gran parte de esta llanura era insalubre y no apta para la agricultura. En efecto, a lo largo de la costa, el cordón de dunas fue un obstáculo para que las aguas que vienen del sistema montañoso central llegaran al mar. De igual manera los aluviones llenos de agua que no encontraban salida al mar, se convertían en pantanos. Al norte de la antigua Cesarea, el sistema de dunas no era muy importante, al sur de Asdod, las dunas ocupaban una zona de 5 a 6 kilómetros, pero gracias a la sequía no se daba la posibilidad de formación de pantanos.

Sistema montañoso central

Al este de la llanura costera se encuentra el sistema montañoso central de Palestina. Ella es una prolongación de la cadena del Líbano que cuenta a la altura de Trípoli con unos 3000 metros y que desciende hasta el valle del Litani que viene del valle de la Beka. Este sistema central cuenta con variaciones radicales entre la Alta Galilea y el Negueb.

La alta Galilea

La altura media, en el norte del país, en la Alta Galilea, es de 800 metros, pero se puede llegar hasta mas allá de los 1000 metros, como el monte Merom (1208 m.). En la vertiente oriental, los acantilados que dominan el alto valle del Jordán, pueden llegar a 500 o 700 metros, que luego se convierten en pendientes rápidas.

El bosque primitivo ha resistido mas o menos bien a la tala anárquica, que durante siglos ha caracterizado esta región, debido a que esta región fue poco habitada en la antigüedad.

La baja galilea

Una falla sísmica marca el límite septentrional de la baja Galilea. Aquí el macizo es menos homogéneo y las colinas no llegan a los 500 metros. Aquí se encuentran montes insólitos y solitarios en medio de llanuras, como el monte Turán que divide en dos la fértil llanura de Bet-Netofa; el monte Tabor (588 metros) ubicado al límite norte de la llanura de Yizreel y el monte Givat ha-More. Hay que agregar a esta lista el monte Carmelo que, en su estructura central, se orienta de Sureste a Noreste. Sobre su lado occidental, las pendientes paralelas descienden hacia la llanura costera y terminan, a menudo, en acantilados. La vertiente oriental domina el río Quijón.

Hacia el Este, cerca del lago, la roca calcárea está recubierta de una capa espesa de basalto, fruto de antiguas erupciones volcánicas, entre ellas, la más reciente es la provocada por el Djebel Druz, cuyas lavas llegaron a una zona de 100 kilómetros a la redonda, llegando por el oeste hasta la falla del Jordán. La descomposición de la calcárea y del basalto ha generado un tipo de tierra negra, propicia a la agricultura.

La región central

En los montes de Samaria, la altitud es mayor. A ambos lados del paso donde se situaba la antigua Siquem, se encuentran los montes Ebal y Garizim que llegan hasta los 900 metros. Al este, el conjunto del macizo se eleva por encima del Ghor (la depresión del Jordán), pero se queda accesible mediante algunas barrancas, mientras que por el oeste, algunos pasajes relativamente fáciles dan acceso a la llanura costera. Las colinas desprovistas de vegetación en su parte más alta, alternan con altos cubiertos de huertas. Al igual que en Galilea, los pequeños valles interiores aprovechan las tierras que las lluvias traen de las colinas calcáreas.

Mas hacia el sur, el sistema central toma el nombre de montes de Efraím. Los pequeños valles interiores dejan lugar a valles más estrechos que se encuentran en pasajes poco elevados, conformando de esta manera una vía natural entre el norte y el sur, que ha sido utilizada desde hace miles de años. La altura de este paso no llega a los 600 metros, sin embargo algunos montes más elevados le dominan.

La meseta de Benjamín prolonga la montaña de Efraím hacia el sur. Una línea de colinas de las cuales la más meridional es el Monte de los Olivos (818 metros), forma el límite oriental, dominando las pendientes del desierto de Judea: ya estamos aquí a la altura de Jerusalén.

Las cercanías del Negueb

El bosque que cubre las colinas se prolonga, hacia el sur, sobre la vertiente oeste del sistema central, que toma el nombre de montes de Judá. En la parte mas alta de la meseta, que se eleva hasta los 1000 metros cerca del Hebrón, la tierra es propicia para el cultivo de frutales, como la viña, el olivo y el higo. A partir de la primavera, los diferentes verdes de los follajes alternan con el blanco luminoso de la calcárea y el color marrón de la tierra. Bruscamente, al sur del Hebrón, el sistema central se hunde y da lugar a una serie de colinas cada vez más bajas, que desaparecen a la altura de Berseba. Resurge, sin embargo sobre unos cien kilómetros en el Negueb. Las estructuras más notables de esta línea de relieves son los extendidos circos oblongos, de 10 a 35 kilómetros de largo llamados Makhteshim; ahí las capas superiores de los pliegos, que fueron distendidas al originarse la falla del Jordán, no resistieron la erosión que las cavó de tal manera que en el fondo de estos circos reaparecieron las rocas primitivas, dejando en su derredor piedras enderezadas y rotas.

La falla oriental

Al este del sistema central que se extiende de norte a sur del país, se encuentra la falla jordana, prolongada por la depresión del mar Muerto y la depresión del Araba. Esta línea de fractura de la superficie terrestre, es un eslabón de la falla profunda que se origina en Siria, continua en la Bekaa en el Líbano y que luego de atravesar la Palestina, se prolonga por el golfo de Eilat y el mar Rojo, hasta terminar en los grandes lagos del África oriental. El alto Jordán Al norte, el fondo de la depresión se encuentra todavía a algunos centenares de metros de altitud. Aquí es donde algunas fuentes del Jordán, particularmente las de Banias y de Dan, se unen a las de una fuente situada más allá de la frontera libanesa, para formar el río. Esta región, hace mucho tiempo, era la del lago Hule, rodeado de pantanos, que ahora sólo figura en los mapas antiguos, ya que trabajos importantes substituyeron una llanura fértil a los pantanos insalubres. Entre el antiguo lago secado y el lago de Tiberíades, el desnivel es de unos 400 metros. El lago de Tiberíades El fondo de la falla se hunde más todavía al llegar al lago de Tiberíades que forma una piscina natural; lo llenan las aguas del alto Jordán y el curso inferior del río lleva las aguas sobrantes del lago hasta el mar Muerto. A pesar de la fuerte evaporación provocada por el clima subtropical de la región, el nivel de lago se mantiene gracias al aporte considerable de aguas procedentes de la fundición de las nieves del monte Hermón, llamado igualmente Siryón en el Antiguo Testamento. El bajo Jordán El corredor, ahora, sigue descendiendo pendiente hacia el sur (en hebreo Jordán significa “el que baja”); el ancho del río continúa siendo regular por al menos diez kilómetros. Las tierras son fértiles y la presencia de numerosos “tells” atestigua que fueron habitadas desde una alta antigüedad. Excavaciones recientes que se han llevado a cabo sobre el sitio prehistórico de Ubeidiyeh demuestran la presencia de nuestros ancestros desde el inicio de la aventura humana hace un millón de años. Mientras que la meseta de basalto continúa al oeste sobre unos 30 kilómetros, por el este desemboca el Yarmuc que se une al Jordán luego de una larga travesía entre valles estrechos. De vez en cuando, la depresión se ensancha para recibir de manera provisoria un afluente del Jordán que, con los aluviones que transporta, fertiliza el entorno. Tal es el caso del Yarmuc, a la altura de Beth-Séan, un poco más abajo de la desembocadura del Waddi Farah. Pasado el Waddi Farah, a medida que uno se aproxima al mar Muerto, el paisaje es más desértico debido a la insuficiencia de lluvias. El oasis de Jericó, con sus cultivos, palmeras y sus flores exóticas es la excepción. Esta prosperidad sólo se debe a las fuentes cuyas aguas sanas riegan a los jardines. El mar Muerto A algunos kilómetros de Jericó, la llanura margosa y salífera está limitada por las paredes rocosas del desierto de Judea al oeste, la meseta transjordana al este. El mar Muerto ocupa con sus aguas salíferas la casi totalidad de la falla que baja hasta los 800 metros bajo el nivel del mar, mientras que la superficie del lago, se encuentra a los 400 metros bajo el nivel del mar. Algunas veces, una fuente aporta, como en Enfeska o Engadí, sus aguas frescas que fertilizan una modesta llanura costera; sin embargo, y por todas partes, el paisaje es inmenso, golpeado de manera implacable por el sol, y el calor se almacena en los acantilados que después la irradian. Por las fallas profundas y desmenuzadas, que cortan de este a oeste la meseta, algunos torrentes de un día vierten al mar Muerto, algunos días al año, las aguas que corrieron sobre las partes altas, demasiado resecas para poder absorberlas. Con la península de Lisán, al nivel de la antigua fortaleza de Masada, el nivel del mar Muerto se eleva y su profundidad no es sino de algunos metros. A esta altura, se ingresa a la Arabá, un valle ancho y desértico entre el Negueb y los montes de Edom, por el cual se llega al golfo de Eilat luego de un trayecto de 200 kilómetros.

El clima

Con algunas particularidades resultantes del relieve, Palestina cuenta con clima subtropical. No hay más que dos estaciones: el verano de Mayo a Octubre, y el invierno, de Noviembre a Abril. Sólo hay lluvias durante el invierno. El final del verano y del invierno se caracterizan con vientos calientes que llegan del desierto.

El clima de la llanura costera es mediterráneo: caliente y húmedo en verano, templado durante el invierno. En cuanto a las temperaturas, ellas no exceden los 28 grados en verano y rara vez caen a menos de 11 grados en invierno.

El macizo central presenta un clima mucho más rudo y sus partes mas altas son a veces blancas de nieve. Los aguaceros son generosos y las precipitaciones oscilan entre los 700 y los 900 milímetros por año, siendo que la vertiente occidental goza mucho más de las lluvias que vienen del mar.

La falla oriental es la región más caliente de la Palestina, con temperaturas que pueden llegar a los 40 grados en verano a orillas del mar Muerto. Las lluvias son raras pero violentas, los torrentes que se forman llevan grandes cantidades de agua que hasta cortan el trafico de las carreteras por algunas horas.

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