Raíces, maderas retorcidas, piezas de metal y hojas, soga y paja son los elementos con los que construye sus obras. Tejiéndolas con los colores de la tierra, las tonalidades del agua y del cielo, las mil tonalidades de verde del paisaje que ve desde las ventanas de su casa en el cerro. Su nombre es Marcello Silvestri y, con Margherita, vive en los prados y bajo los árboles de una casa en Tarquinia. Por aquí, en este campo frente al mar, han pasado muchos hombres y mujeres, enamorados del arte y de la vida en el espíritu. Para un momento de oración, para un encuentro ecuménico, para asomarse al taller de un artista que trabaja leyendo la Palabra de Dios y haciéndole espacio. “Es la liturgia del día la que me da la energía para ir a componer”, dice Silvestri. La editorial Claudiana ha editado recientemente el volumen Sabiduría antigua y arte contemporáneo: el biblista valdense Paolo Ricca, al presentar el volumen, declara: «La riqueza y variedad del material bíblico presente en esta antología no es un simple homenaje a la Escritura, durante veinte siglos la regla fundamental de vida y fuente inagotable de la fe cristiana. Es el reconocimiento, como dice el mismo autor en su «Manifiesto», de que «el texto sagrado se convierte en energía vital, operando en las personas conscientes de su pobreza de criaturas». Para obtener más información, visite el sitio web del artista.