2 Interviene, Señor, porque ya no hay hombres buenos ni se encuentran ya hombres leales.
3 Cada cual engaña a su prójimo, se dicen buenas palabras, pero con doblez.
4 Que el Señor arranque los labios mentirosos y la lengua que dice grandes frases.
5 Pues dicen: «Con palabras todo lo conseguiremos; si sabemos hablar, ¿quién nos va a dominar?»
6 «Los pobres son despojados, gimen los humildes, ahora me levanto —dice el Señor— y prestaré socorro al que es despreciado.»
7 Las palabras del Señor son palabras seguras, son como plata pura siete veces purificada en el crisol.
8 Tú, Señor, cuidarás de nosotros; protégenos por siempre de esta generación.
9 Por doquier se andan paseando los malvados y cunde el vicio entre los hijos de Adán.