2 En Dios sólo descansa el alma mía,
de él espero mi salvación.
3 Sólo él es mi roca y mi salvador,
si es mi fortaleza, no he de vacilar.
4 ¿Hasta cuándo se lanzan todos contra uno,
para juntos demolerlo
como se echa abajo un muro,
como se derriba una cerca?
5 Todos sus proyectos son sólo engaños,
su placer es mentir;
con lo falso en la boca ellos bendicen,
y en su interior maldicen.
6 Sólo en Dios tendrás tu descanso, alma mía,
pues de él me viene mi esperanza.
7 Sólo él es mi roca y mi salvador,
si es mi fortaleza, no he de vacilar.
8 En Dios están mi salvación y mi gloria,
él es mi roca y mi fuerza, en él me abrigo.
9 Pueblo mío, confíen siempre en él,
abran su corazón delante de él,
Dios es nuestro refugio.
10 El vulgo no es más que una pelusa,
y de los de arriba no se puede fiar.
Si en la balanza se pusieran todos,
ni un soplo pesarían
11 No vayan a contar con la violencia
ni se hagan ilusiones con la rapiña;
el corazón no apeguen
a las riquezas cuando se acrecientan.
12 Una vez Dios habló,
dos cosas yo entendí:
Que de Dios es la fuerza,
y tuya es, oh Señor, también la gracia.
Que eres tú quien retribuye
a cada cual según sus obras.
Una vez Dios habló, dos veces yo lo oí. Dios ha revelado al mismo tiempo dos de sus cualidades dominantes: el poder y la bondad.