«¡La Biblia en cada familia!» Con este breve eslogan, Don Alberione estableció el objetivo inmediato de la misión encomendada a sus hijos e hijas en el mundo: lograr que la Biblia entera —y no solo el Evangelio— llegara a cada familia y a cada ambiente, permitiendo así que todos pudieran leer «la carta que el Padre celestial ha enviado a sus amados hijos».
