2 ¡Señor, cuántos son mis adversarios,
cuántos los que se alzan contra mí! 3 ¡Cuántos los que me dicen: «Ya no tienes en Dios salvación»!
4 Mas tú, Señor, eres mi escudo, mi gloria, el que levanta mi cabeza. 5 Tan pronto como llamo al Señor, me responde desde su monte santo.
6 Yo me acuesto y me duermo, y me levanto: el Señor me sostiene. 7 No le temo al pueblo que me rodea, que por todas partes me amenaza.
8 ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, oh Dios mío! Tú golpeas en la cara a mis enemigos y a los malvados les rompes los dientes. 9 La salvación viene del Señor, que tu bendición venga sobre tu pueblo.